16 mar 2009

¿Cuánto deja de ganar Chile sin una educación para el emprendimiento?

Por: Elías Tefarikis UrquietaMagíster © Ciencias de la Educación.
etefarikis@momentocero.cl

Hablar de la necesidad de mejorar la calidad de la educación ya se ha vuelto una afirmación constante, necesaria y vital para la disminución de las brechas sociales. Sin embargo considero fundamental agregar algunos elementos para entender la verdadera urgencia de incluir el emprendimiento y la innovación como tópicos fundamentales en la educación chilena. En este sentido es necesario entender que educar para el emprendimiento no es solamente enseñar cómo formar una empresa (lo que es fundamental sin duda), sino que debe ser entendido desde un sentido amplio, actitudinal, de desarrollo de competencias, habilidades y destrezas que permitan entre otros elementos, una mayor generación de oportunidades para las personas.

Ahora bien, cuando hablamos de que Chile deja de ganar sin educación para el emprendimiento, me refiero a varios elementos. Por un lado jóvenes mal preparados para tolerar la frustración, con bajos niveles de creatividad, iniciativa y autonomía, carentes de competencias conductuales y funcionales relacionadas al emprendimiento.

Si proyectamos esta formación y la miramos desde un punto de vista económico, nos encontraremos con una marcada lentitud en la creación de nuevas empresas, dificultando la creación de nuevos puestos de trabajo, impidiendo una mayor activación económica y agregación de valor, con el consiguiente bajo y estancado crecimiento económico para el país. A su vez los deficientes resultados de la última prueba SIMCE nos siguen penando y afirmando que los estándares de formación de nuestros estudiantes y profesores aún dejan mucho que desear. La tarea entonces de insertar la innovación y el emprendimiento, sumado a mejorar la calidad de la educación no es fácil, pero en ningún caso una tarea imposible para Chile. Nuestros niveles de cobertura son casi del 100%, sin embargo los incentivos apropiados para incorporar a los mejores al sistema brillan por su ausencia.

Las grandes y profundas transformaciones en los sistemas educativos no son imposibles, es cosa de analizar por ejemplo los cambios producidos en la educación básica de Inglaterra entre los años 1994 y 2000. En cinco años lograron cambiar de un 5% de aprobación en los niveles de cumplimiento de los estándares fijados a un 100% . Estos resultados nada tienen de milagro, sino que por el contrario son el ejemplo tangible de que la calidad de la educación puede mejorar cuando los actores involucrados poseen la preparación adecuada para tal desafío, cuando los incentivos a los profesionales de la educación son correctos, cuando se invierten los recursos apropiados, cuando los acuerdos se respetan, y por sobre todo cuando se tiene la convicción de que la educación es de verdad el pilar fundamental para el desarrollo de nuestro país, ¿lo tendrán claro nuestras autoridades?.


1.Amorós, Guerra, Carrillo (2007). Global Entrepreneurship Monitor (GEM), Reporte nacional de Chile. Universidad Adolfo Ibáñez, Universidad del Desarrollo. Santiago.
2.Arroyo, Francisco (2006). Los costos de la mala educación y los beneficios de mejorarla. En revista Economía y Administración N° 152 Mayo/Junio. Facultad de Economía y Negocios. Universidad de Chile.

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